Iban 11’ del complemento cuando un proyectil, que arrojaron desde la tribuna de calle Bolívar, impactó en la cabeza del arquero Catriel Orcellet.
El juez Pascual Fernández detuvo el partido y pidió refuerzo policial para esa zona. El juego estuvo parado durante 10 minutos. Y, con el arquero recuperado, nadie sabía por qué el árbitro no reanudaba las acciones. Pero claro, los policías no aparecían y el panorama se complicaba.
Roberto Sagra, vicepresidente segundo de San Martín, ingresó al campo y les preguntó a dos efectivos que estaban parados a la par del banco visitante por qué no se ubicaban en la zona donde pedía refuerzos Fernández. “Les pedí que obedezcan al árbitro. Nuestro club pagó un operativo policial que incluía 110 policías, pero no sé dónde estaban”, dijo Sagra que no ocultó su malestar por el incómodo momento que vivió. “Cuando me acerqué a hablar con los policías me contestaron que yo no podía darle órdenes y me dijeron que debía retirarme. Sólo les pedí que hicieran lo que debían”, explicó.
Antes del confuso episodio, dentro del campo había sólo cuatro policías. Y, cuando el árbitro solicitó refuerzos, tardaron 10 minutos en llegar. ¿Dónde estaban los efectivos que debían brindar seguridad al espectáculo?
Misión imposible
Ver un partido sin interrupciones en La Ciudadela se transformó en una misión imposible. En todos los juegos de San Martín como local, los hinchas se pasan de la raya. Se suben a la cerca olímpica y arrojan constantemente proyectiles al campo. ¿No se dan cuenta que con esa actitud perjudican al club del cual dicen ser hinchas?
“No entiendo estas actitudes. El árbitro me dijo que si seguían tirando cosas iba a suspender el partido. Eso podría ser muy perjudicial para nosotros, que estamos luchando por clasificarnos”, dijo Diego Pave, que pidió más tranquilidad. “No hay que cometer esos errores porque los rivales los aprovechan para sacar provecho. Cuando paran el juego nos quitan ritmo; además le dan al rival la excusa ideal para hacer tiempo”, sentenció el arquero.
Fue un domingo para el olvido, donde a San Martín no le salió nada bien. Deberá replantearse varias cosas para no volver a sufrir lo mismo.